Articulo: Las niñas trokosis, entre la tradicion y la polemica. Por Anabela Rivolt

Las niñas trokosis, entre la tradicion y la polemica

Por Anabela Rivolt

El sistema que se engloba bajo el término trokosis y que ha sido traducido como "esposa de dios", "esclava de los dioses" o "esclava fetiche" es una costumbre que se remonta a unos 300 años atrás aproximadamente y que se extiende por Ghana fundamentalmente, pero que también se puede encontrar en Benin, Togo y algunas zonas de Nigeria.

Todo comenzaba cuando alguien infringía las leyes consuetudinarias o contraía una deuda. La tradición indica que para remediar su delito, la persona debía entregar a una niña de su familia al sacerdote local como modo de remediar su falta y aquietar de esta manera el ánimo de los dioses. La niña pasaba ahora a convertirse en propiedad del sacerdote durante un período que podía oscilar entre un gran número de semanas y tres años. No obstante, su situación de niña trokosis estaba sujeta a una variada serie de circunstancias: la gravedad del delito (muchas veces podía estar pagando una falta importante que se remontaba a varias generaciones atrás), la posibilidad de que su familia la abandonase o que esta última no pudiese cumplir con su obligación de proveer al templo de elementos tales como bebidas, ropa, dinero o animales requeridos para finalizar su ritual de liberación; de darse alguna de estas condiciones la niña quedaba de por vida como trokosis. Una vez que la niña era posesión del sacerdote, era entrenada en la religión tradicional y debía servir al templo en actividades que iban desde el mantenimiento doméstico, como cocinar y lavar, hasta la obligación de servir sexualmente al sacerdote. Si bien no hay evidencias de que este último deber sea una parte sistemática de la práctica, es evidente que sucedía en prácticamente todos los casos.

Es sencillo deducir la reacción del mundo occidental cuando tuvo conocimiento sobre este habitual modo de pagar las infracciones. A partir del momento en que las organizaciones internacionales decidieron tomar las riendas del asunto, emergió una organización llamada Afrikania Mission que defiende el sistema trokosis en Ghana y asegura que esta práctica debe ser preservada. Sus argumentos aluden a que impidiendo que se continúe con esta práctica se está provocando el derrumbe de toda la antigua religión y afirman además que en realidad las niñas no son entregas en esclavitud sino que desde el momento en que se desean concebirlas se las ofrendan en agradecimiento a los dioses y que también son necesarias en su entrega al templo cuando los problemas acechan a la población actuando como un tranquilizante divino.

LA PRESENCIA OCCIDENTAL EN GHANA

"...las mujeres tienen un poder formidable: son las depositarias de los valores fundamentales de la sociedad, las guardianas del saber íntimo de los hombres. Generación tras generación transportan la identidad de un pueblo. Son las mujeres las que conservan la memoria colectiva no ritualizada, y por lo tanto la más profunda. (...) Son el depósito, el conservatorio de los bienes simbólicos." A través de esta cita de Ziegler se consiguen analizar una serie de situaciones que se pueden rastrear desde la llegada del colono europeo.

Uno podría pensar que las organizaciones internacionales que buscan por todos los medios liberar a las niñas trokosis de su condición de esclavas están comprometidas con la causa con el único fin de preservar el bienestar de éstas. Y efectivamente creo que muchas personas que forman parte de International Needs Ghana realizan estas actividades con una finalidad honesta. Sin embargo, y a pesar aún de que aseguran no estar en contra de la religión en particular sino en contra de todo aquello que sea forzado, sin el consentimiento de la persona y que niegue su libertad, las consecuencias de su intervención en la sociedad ewe son trascendentes.

La forma en que opera International Needs Ghana es la siguiente: realiza ceremonias donde negocia la liberación individual de niñas trokosis basándose en la Sección 314 A, agregada gracias a su influencia, en la reforma realizada al Código Criminal por el Parlamento de Ghana el 12 de Junio de 1998 donde se prohíbe cualquier forma de trabajo ritual forzado. A partir de allí, las niñas son enviadas a un centro vocacional donde reciben educación gratuita durante tres meses y son instruidas en oficios tales como diseño de indumentaria, peluquería, cocina y confitería, etc. Siguiendo la cita de Ziegler, considero que los efectos de esta organización como los de otras similares son profundos y transformadores. Sin lugar a dudas, la educación que les ofrecen a estas niñas está regida por las reglas de la sociedad de la que proviene, es decir, imbuidas de toda la visión cristiana occidental. Con esto me refiero a que, si como dice Ziegler las mujeres son las que transportan la memoria colectiva de su sociedad a la descendencia, la diversidad cultural va quedando poco a poco en el recuerdo.

Los valores que la formación en el centro vocacional transmite es la de una comunidad extranjera, totalmente extraña a todo un legado generacional que por su efecto se desvanece. Por supuesto que erradicar una tradición de tamaña perdurabilidad en el tiempo no es algo tan fácil de realizar, y es muy probable que esta costumbre se siga efectuando durante un período extenso. No obstante, y vinculada a otras tantas políticas y situaciones de hecho como la llamada globalización, la intervención occidental inserta evidentemente todo un conjunto de valores que le son propios, dentro de la vida del africano. Sé que éste es un tema controvertido porque estamos hablando de privación de la libertad y eso es algo imperdonable, pero lo que intento decir es que quizá podrían buscarse otras medidas de remediar la situación que no sean tan corrosivas para el grupo en el que intervienen. Como dije en el inicio de la redacción, no tengo las respuestas a todos estos interrogantes, pero creo que merecen la pena reflexionar sobre ellos, sobre qué es lo que está sucediendo con toda una cultura.

REFLEXIONES FINALES

Pienso que el caso de las niñas trokosis ejemplifica uno de los aspectos de las mujeres del África subsahariana que es el conflicto entre la tradición y el mundo occidental contemporáneo. Sin lugar a dudas, no creo que este sistema vaya a extinguirse por completo en lo inmediato; inclusive muchas costumbres ilícitas se siguen practicando aún en la clandestinidad. Aún así, la tradición comienza a desintegrarse lentamente. Sé que ni siquiera la sociedad más tradicional que podamos considerar se ha mantenido estable en el tiempo y como tal desde sus inicios. Sin embargo, muchas medidas tomadas desde naciones ajenas al universo mental de las comunidades africanas, son medidas inconscientes, quiero creer, del efecto que producen a nivel social y cultural.

Si insisto tanto en los condicionamientos de los occidentales, pienso que, después de todo las sociedades africanas son independientes pero en muchos aspectos del quehacer cotidiano siguen debiendo rendirle cuentas a los países del norte. A veces me pregunto si los gobernantes africanos tienen tal grado de autoridad para opinar en cuestiones extranjeras.

Finalmente, después de leer todo lo que encontré respecto al tema, la impresión que me genera y que quiero resaltar es que, desde mi punto de vista, hay una apreciación aunque sea inconsciente de que la mujer africana no puede hacer valer sus derechos por sus propios medios. Quizá una imagen de víctima que deriva en valoraciones que tienden a tratarlas incluso de inferiores aunque no sea esa la finalidad. Tal vez sea una evaluación extremada, y puede que así lo sea, pero para tener una visión ampliada de la problemática sería necesario realizar una investigación más profunda donde pudiera encontrar más opiniones de las propias mujeres africanas y donde se pudiera analizar su punto de vista de la situación, tanto de ellas como de su sociedad.

Por Anabela Rivolt

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